Oscar nació sin piernas en Sudáfrica. Se las amputaron cuando aún tenía 11 meses. Sus padres, atribulados antes y después de la operación por los dolores del niño, lo hicieron aconsejados por los especialistas que no veían salida a aquellas extremidades que salieron del útero materno sin peronés ni tobillos.
Al principio, las cosas fueron
bien. En sólo 6 meses el pequeño Oscar correteaba de un lugar a otro con sus pequeñas prótesis.
Luego, la cosa se complicó. Fue al colegio y los niños burlones se la tenían
sentenciada al lisiado. Éstos se mofaban de él con mil burlas.
Pero para él eso no fue nunca un
obstáculo. Gozó desde niño de un sexto sentido para el deporte. Y practicó un
buen puñado de ellos: 1º rugby y waterpolo; más tarde, la natación y el
atletismo.
“Yo no soy un inválido sino
simplemente no tengo piernas…, además todo el mundo tiene una discapacidad…Las
peores son las del espíritu, decía, con buen criterio, Oscar.
En el atletismo le acompañaba una
voluntad de acero, un buen espíritu competitivo y 2 prótesis que “engañaban a
la naturaleza”. Pisando sobre ellas alcanzó la cima de la velocidad en los
juegos paralímpicos de Atenas, en 2004, con un oro en los 200mts y un bronce en
la carrera de los 100mts. No contento con ello, ha pulverizado desde entonces
todos los records mundiales de 100, 200 y 400 mts; y ha llamado a la puerta de la Federación Internacional
de Atletismo con la intención de ser el primer atleta sin piernas en competir
con atletas de élite.
Una vez que el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo)
le abrió las puertas de la competición normal, Pistorius se ha convertido en un
icono del deporte mundial. Su presencia en los Juegos Olímpicos de Londres 2012
suscitó tanta atención como los grandes astros de la pista y su nombre circuló
profusamente por las redes sociales.
En los Juegos Paralímpicos, que se celebraron en el
mismo escenario londinense, la victoria de Pistorius en los 400 metros, después de
haber perdido en 200 ante el brasileño Alan Oliveira y quedar fuera del podio
en 100 metros,
fue celebrada ruidosamente por los 80.000 espectadores que abarrotaban el
estadio.
Después de Londres 2012, Pistorius se había fijado
como meta participar en los Juegos de Río de Janeiro 2016, cuando, con 29 años,
espera alcanzar la cumbre de su carrera deportiva.
La madre de Oscar murió
inesperadamente hace unos años. No pudo disfrutar del éxito de su hijo, sin
embargo, cuando él tenía 1 año le escribió una carta, para cuando fuese mayor,
que decía:
“Un perdedor no es quien
llega el último sino aquél que se sienta y mira y nunca intenta correr”
“Querer es poder”. Si
quieres ser feliz, lo serás. Es la voluntad que transporta las montañas, la fe
en que algo se puede cumplir. El amor, la voluntad, el deseo, la pasión de
cumplir los sueños son las alas del espíritu de las grandes hazañas.
Fuente: www.revistadini.com
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